jueves, 18 de noviembre de 2010

Excesos



El fin de semana pasado pasó algo que no ocurría desde febrero de 1998... Me bañe dos veces el mismo dia. Y es que toda mi vida me he bañado 6 veces a la semana y 7 veces la última del mes (Y cuadra para una vez diaria, saquen la cuenta) ¿Qué tiene que ver esto con este post?, absolutamente nada, pero a lo mejor puedo partir con la idea.



Historia real #1 (ligeramente exagerada)

Una señora lleva al niño al doctor.


- Doctor vengo a que revise a mi niño, tiene un salpullido en la piel - Dice la mujer entregándole al infante al hombre.

Luego de examinarlo bien ve que el niño esta rojo y el salpullido le esta tumbando la piel y algunas partes de su cuero cabelludo cayendosele.

- Señora, ¿Usted baña a este niño? - Le pregunta el doctor a la señora mientras se toma la barbilla con curiosidad.
- Por supuesto doctor, tres veces al día con jabón azul y triple champú, luego le echo crema antibacterial y lo envuelvo con papel de fragancias para que no se ensucie hasta el próximo baño.

El doctor me con preocupación a la madre, luego toma al niño y lo pone en el suelo que se encontraba bastante sucio para ser un hospital. La madre le grita que como es posible que haga algo como eso e intenta recoger a su hijo pero el doctor la detiene.

- Si no se ensucia, el niño no desarrollara defensas.


Lo curioso de las cosas es que vienen en medidas, ya sea indicada o lógica, y que también esas medidas son relativas. A lo que me refiero es ¿Cómo sabemos a donde llega el exceso?.


Las personas tienen que estar claros consigo misma, saber que tienen y que soportan mientras hagan uso de su sentido común. Recuerdo que cuando era niño había un sujeto en Super Sábado Sensacional que pelaba cocos con los dientes y comía vidrio, hay que ser realmente pajuo para ver el televisor y decir "Si el puede, yo también"... Acto seguido estarás en el hospital vaciándote el estomago y tomándote medidas para tu próxima plancha.




Historia #2 (Sin exagerar)


Dos jovenes salen de la disco a mitad de madrugada luego que fueran echados, se tambalean hasta por la calle hasta alcanzar un taxi. Uno de ellos forcejea para abrir la puerta, se mueve toda.

- Oye... a la próxima, aguántate el buche... Si no hubieses... vomitado... a esa chica estaríamos rumbeando ahor.... ita - Dice el muchacho que forcejea con la puerta.

- Después de eso... me quedó un sabor raro en... la... boca - Responde el otro.

El chico que se pasa la lengua por los dientes buscando que le sabia tan mal, no lo consigue así que decide escupir todo lo que tiene en la boca. Hace un buche e inclina su cuerpo ligeramente hacia adelante, instante en el que se queda dormido, cayendo al suelo como quien suelta una escoba vieja, despertándose nuevamente al plantar el rostro al pavimento.

El segundo joven se voltea al escuchar el golpe, ya había logrado abrir la puerta pero accidentalmente la volvió a cerrar cuando se cayó de la risa... El taxista se fue.


Porque haya algo que nos guste no significa que sea bueno, o que sea bueno no quiere decir que se deba abusar de él. Siempre he llevado una vida relativista, es bueno tener un trabajo y serle productivo a la sociedad, pero abusar de eso hace que te pierdas de otros aspectos de la vida. También es bueno de vez en cuando salir a rumbear, pero ser una persona más inútil que una chancleta en una jaula tampoco es la idea, cosa para la que tampoco serias bueno porque hay peores ejemplos que un vago.

Es trillado el mensaje de "Los excesos son malos", pero muchas personas aunque lo saben no se dan cuenta que no le hacen caso, algo de reflexión es lo que llamo. Échenle pichón, pero diviértanse de vez en cuando.



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